DE
Si pudiéramos
hacer un viaje en el tiempo y retrotraernos a estas tierras antes de que el ser
humano hiciera su aparición en ellas, nos encontraríamos con bosques vírgenes de pinos, encinas y olmos,
que junto a sabinas, enebros y otras especies arbóreas constituirían un
exuberante espacio natural de extraordinaria belleza.
Veríamos
fuentes y jordanas con agua cristalina manando de rocas cubiertas de musgo y
rodeadas de helechos. Oiríamos el canto de aves y pájaros de todas las clases,
y observaríamos a cabras montesas, corzos, ciervos y muflones corriendo entre la maleza huyendo de lobos,
osos y otros depredadores que dominaban en este territorio.
Seguramente, nos
encontraríamos con un riachuelo de generoso caudal, en el que truchas y
cangrejos junto a otros pececillos compartirían sus limpias aguas procedentes
de la Sierra de las Cabras y del Barranco el Romero, y tras cruzar la cañada de
Almaciles seguiría su curso por la Rambla Honda para ir a desembocar en la
laguna del Campo de Bugejar.
No es de
extrañar, ante el aspecto de tan atractivo y variopinto paisaje, con un terreno
que brindaba abundancia de agua, caza,
pesca y frondosos bosques, que los primeros humanos que hicieron su aparición
por estos dominios aprovecharan tales condiciones para convertirse en moradores
de este territorio. Las evidencias arqueológicas dan muestra de esta presencia
humana durante el Paleolítico.
Desde al menos,
el V o IV milenio a.C. lo que en arqueología se conoce como Neolítico Medio,
en esta tierra se establecieron pequeños grupos o comunidades campesinas que
conocían y practicaban la agricultura (aunque de una forma muy rudimentaria) y el
pastoreo. Éstas se refugiaban en cuevas y abrigos naturales o en pequeños
poblados al aire libre.
Una muestra de
esta actividad humana se encuentra en Almaciles, en un asentamiento a pocos
metros de la antigua escuela, junto al viejo camino de la Umbría, donde se puede
apreciar un yacimiento de no mucha extensión en el que afloran restos
eneolíticos, junto a otros de la época ibérica y romana.
Eran los tiempos en que se decía que una
ardilla podía cruzar la península ibérica de norte a sur saltando de árbol en
árbol sin la necesidad de descender al suelo.
Igualmente, existen
varios yacimientos o asentamientos de origen Ibero-Romano de relevancia como Molata de Casa Vieja, Cortijo
de la Merced o
Pedrarias, los cuales han propiciado el estudio de numerosos investigadores y
descrito por autores como Sebastián Miñano (en el caso de Molata), en la
primera mitad del siglo xix.
De igual
manera, aparecen otros restos antiguos en el lugar conocido como la Rambla
Honda, a dos kilómetros, al sureste de Almaciles, junto a un pequeño montículo
llamado el «Cerrico». Estos restos de construcción que aquí se conocen como
Obra o Puente de los Moros, se cree que pertenecen a una presa que, en ese
punto, cerraba el cauce para almacenar
agua. Está construida con piedras y argamasa, se aprecia unos huecos
cilíndricos que podrían ser los lugares donde irían incrustados los troncos de
madera. En sus alrededores no se ven vestigios arqueológicos, por lo que es
difícil precisar si es romana o de periodos posteriores.
Una muestra que
avala esta consideración es que hasta mediados del pasado siglo todavía se
podían observar desde el «Cerrico» en dirección sur, estructuras y señales en
el terreno del canal que conduciría las
aguas procedentes de la mencionada presa. Señales que desaparecieron con la
llegada de los tractores y los nuevos
aperos de labranza.
Esto indica que en los primeros siglos de nuestra era, el cultivo de cereales se extendía ya
por toda la zona y la población existente estaba diseminada en villas,
alquerías y cortijos, tal y como se les denominó en las distintas épocas.
EDAD MEDIA
Aquel extenso y
oscuro período histórico de la civilización occidental, comprendido entre los
siglos V al XV, coincide en España (según los historiadores),
con la caída del Imperio romano de occidente (año 476) hasta el descubrimiento
de América (1492).
Poco sabemos de
la dominación visigoda en Almaciles, sólo algunos restos cerámicos poco
importantes de la época Medieval, unos topónimos que no nos proporcionan datos
acerca de su pasado y escasos
testimonios en la documentación castellana de la época.
Tampoco contamos
de forma abundante con vestigios del periodo hispanomusulmán, quizá el más
importante corresponde a un tesorillo de monedas de plata hispanoárabes (Dírham)
que se encontraron en la primera mitad del pasado siglo, en Almaciles, y
expuesto durante varias décadas en el Museo Arqueológico de Murcia. Monedas que
ya no se muestran en este museo tras su remodelación hace algunos años.
Tesorillo de monedas de plata (Dirham) encontrado en Alamaciles |
No obstante,
teniendo en cuenta que el topónimo Almaciles, como veremos más adelante, se
considera de origen árabe es plausible que aquí existiera un asentamiento con
algunas alquerías (cortijos) de población islámica basada en una economía
agropecuaria.
Pues hay que
tener en cuenta que estas tierras pertenecieron varios siglos a la jurisdicción
de Tudmir (Murcia) y posteriormente fueron frontera entre el Reino Católico de
Castilla y el Reino Islámico de Granada, causa por la cual pasó de manos musulmanas
a cristianas y viceversa, en numerosas ocasiones.
Año
1436, primeros datos sobre el origen de Almaciles
Uno de los
primeros documentos escritos donde aparece reflejado el topónimo de los
AlmarÇiles, origen del actual nombre de este pueblo, se remonta a casi 600 años
atrás, cuando estas tierras pertenecían a la Orden Militar de
Santiago, dependiente de la
Encomienda de Segura de la Sierra (Jaén).
Se trata de una
sentencia arbitral dictada el 5 de julio de 1436 por D. Rodrigo Manrique (padre
del poeta y escritor Jorge Manrique), comendador de la villa de Segura de la
Sierra y alcaide y capitán mayor de la villa de Huéscar que establecía el
límite entre ambas poblaciones y el aprovechamiento común de ciertas franjas de
tierra.
Esta importante
sentencia está recogida en un traslado de 1519 inserto a la vez en un pleito de
1530 (documento conservado en el Archivo Municipal de Huéscar).
A continuación
se muestra un fragmento de dicha sentencia que hace referencia a la Rambla de
los AlmarÇiles:
“ Avala la dicha
villa de Huescar para sí el otro término que queda limitado por los dichos
mojones hasta la parte de la Fuente de Los Pastores con el dicho calar de la
Guillimona, otro sí quedaba e dio por mojón e limites dende el dicho primero
mojón que está en el dicho Royo Frio Ayuso hasta dar en el río de Çumeta, e al
rio Ayuso, hasta dar al Royo de los Vacarizos arriba hasta partir con Taybilla
e la Rambla de los Almarçiles”
En este documento también aparece el nombre de Bolteruela:
“E ansí mostrada e
presentada la dicha escritura en la manera que dicha es, su merced dixo que lo
avía por presentado e que mandaba e mandó se asiente en el proÇeso. Testigos
Juan de Montoya e Juan Navarro vecinos de Alcaraz, e Cristóbal de Olivares,
vecino de Bolteruela”
Otro
dato que surge en este escrito, es el que se refiere a Huéscar y a su
territorio como frontera con los moros del Reino de Granada
EDAD MODERNA
La conquista de Granada por los Reyes
Católicos en 1492 y el Descubrimiento de América ese mismo año, marcan el
inicio de la Edad Moderna.
Tres años
después (1495) otro acontecimiento va a condicionar el devenir histórico de
esta comarca. Se trata de la cesión de los Monarcas a don Luís de Beaumont
(cuñado del rey Fernando), conde de Lerín y condestable de Navarra, del señorío
y luego marquesado vitalicio de Huéscar, en compensación por la pérdida de sus
dominios en Navarra, de donde había sido expulsado a causa de su actitud
pro-castellana.
La muerte del
conde de Lerín en 1508 hizo que este señorío pasara de nuevo al dominio de la
corona, recuperando Huéscar su condición
de territorio realengo. Además se le concedió una serie de privilegios
reales sobre montes y aguas que aún conserva.
Esta situación
no duró mucho tiempo, porque en 1512 las tropas castellanas entraron en Navarra
bajo el mando del II Duque de
Alba, don Fadrique Álvarez de Toledo, quien recuperó las tierras perdidas por
el condestable. Esto hizo que en el año 1513 el Rey entregara como recompensa
al Duque, el señorío con dominio permanente de Huéscar y Castillejar.
Una decisión
que no sentó nada bien a los vecinos de Huéscar, quienes reclamaban que estas
tierras siguieran en su condición de realengo, tal como quedó estipulado en su
capitulación con el rey Fernando. Ello supuso que al fallecimiento de éste, en
1516, se produjeran altercados y motines sangrientos.
Volviendo al
año 1509, una vez que el marquesado retorna otra vez a la corona, el monarca
recurre a fincas y terreno roturables de España para realizar donaciones y
concesiones derivadas de compromisos políticos y militares. En este caso, para
retribuir a los caballeros que junto al Gran Capitán habían merecido premio por
los servicios prestados en las campañas de Nápoles.
Una de las
familias favorecida por esta medida, con buena parte del Campo de la Puebla,
fue la de los Serrano de Huéscar. Esta acaudalada familia pertenecía a la
oligarquía oscense, en la que uno de sus miembros, el capitán don Pedro
Serrano, a la sazón Señor de los Almaciles quedó bien heredado con la propiedad
de abundantes fincas, casas y ganados, en los mismos Almaciles.
Hubo otros
personajes, entre ellos algunos mercaderes extranjeros como el milanés Mayno de
Cernúsculo, que amasaron grandes
fortunas. Éste disponía de un lavadero de lanas en Huéscar y de cuantiosas
tierras en toda la comarca, incluida una extensa finca en Pedrarias donde se
encontraba la famosa venta de Martín Serrano.
Ésta era una de
las ventas de postas situada junto al camino real que comunicaba Levante con
Andalucía. Camino por el que viniendo de Caravaca, pasaba por el Moral y
Pedrarias, cruzaba todo el Campo de Bugejar por Las Casas de don Juan hasta
Huéscar.
Por Pedrarias
pasó el Rey Fernando el Católico con su séquito el 13 de julio de 1488 en
dirección a Caravaca, después de la capitulación de Huéscar y tras recoger con
sus propias manos las llaves de esta ciudad, durmiendo esa misma noche en la antiquísima venta del Moral.
Toponimia de Almaciles y su origen árabe
El término topónimo en sentido general hace
referencia al nombre geográfico con el que designamos a un lugar determinado,
bien sea pueblo, ciudad, paraje, campo, sierra, rambla, etc., y está
estrechamente relacionado con la historia, la lingüística y la cultura de los
grupos humanos que lo habitaron en el transcurso del tiempo.
Es indudable
que el entorno geográfico, la orografía y la fisonomía paisajística fueron
determinantes para que este lugar adoptara en la época árabe el nombre
primigenio de los AlmarÇiles,
Esos rasgos
físicos y paisajísticos están marcados por la rambla y cañada que lleva su
nombre; por ser enclave de cruce de
caminos con otros territorios y por su situación a caballo entre dos
elevaciones montañosas. Rasgos en los que se basan las interpretaciones de los
autores y fuentes documentales que se citan a continuación.
El historiador
y profesor don Vicente González Barberán afirma en algunos de sus trabajos que
Almaciles debe su procedencia al vocablo árabe Al-mancil, que significa venta o casa de postas en los caminos
(lugar donde los transeúntes que se dirigían a otros destinos paraban a
repostar antes de seguir su viaje). También hay algún autor que relaciona
igualmente su procedencia del árabe AlmaÇeriya,
lo que viene a indicar «casas en lo alto», tal vez por encontrarse enclavado entre
dos elevaciones montañosas.
Otras publicaciones lo relacionan con el
vocablo árabe Almacil sinónimo de Al-masil, cuyo significado es en corriente
o curso de agua. Dato éste a tener en cuenta, ya que la Rambla de los Almaciles
mantenía en la antigüedad un caudal permanente del líquido elemento.
Ahora cabría
preguntarse el motivo por el cual se conoció durante varios siglos con el
nombre de Los Almaciles.
La respuesta la
tenemos en el siguiente documento de donación de tierras por parte de doña
Quiteria Nieto en favor de uno de sus siervos, José Muñoz. Este documento
procede de un protocolo notarial del siglo xvII
“[…]Y por escritura su fecha en los cortijos
de los Almaciles término de Huéscar a 29 de marzo de 1606 ante Fernán López
Arroyo escribano, Doña Quiteria Nieto viuda del dicho capitán Pedro Serrano
hizo donación a José Muñoz de treinta fanegas de tierra blanca detrás del
Cerrico de Sancho López hasta dar al Barranquillo = Y un sitio de solar donde
llamaban la Ñora.
En nombre de Dios Nuestro Señor y de la siempre
Virgen María Señora Nuestra, sepan cuantos esta carta de donación vieren como
yo Doña Quiteria Nieto viuda del Capitán Pedro Serrano vecina de la ciudad de
Huéscar residente en mis Cortijos de los Almaciles término de la dicha ciudad
e su jurisdicción digo”
El documento
refleja claramente el término «Cortijos de los Almaciles», lo cual indica que
en el mismo lugar donde se asienta actualmente el pueblo ya existían hace más
de 400 años varios cortijos así denominados. De ahí, el actual nombre de Almaciles.
Esto nos da una
idea del origen y la antigüedad de este topónimo como territorio habitado,
conocido a través de los tiempos como:
·
Los
AlmarÇiles (en la baja edad media)
· Los
Almaciles (desde principio del siglo XV hasta el XIX)
· Almaciles
(a partir de la segunda mitad del XIX)
Como dato
curioso, hay que indicar que en algunos planos y mapas del siglo XVIII también se refleja con el nombre
de Martín Serrano, debido con toda probabilidad a que muchas de estas tierras
formaban parte del mayorazgo de los Serrano.
Lo cierto es
que los Almaciles ya contaban en siglo XVI con población suficiente como para que allí se erigiera una ermita rural con el fin de que sus feligreses pudieran recibir auxilio espiritual. Ermita que se construyó
a expensas de D. Pedro Serrano y su esposa Dª Quiteria Nieto (Señores de los
Almaciles), y que se consagró en 1586.
Durante el
siglo XVII se desarrolló un núcleo
de creciente población y la construcción de nuevas casas alrededor de la
ermita, pero no es hasta el último tercio del siglo XVIII cuando se conforma un núcleo urbano homogéneo con
calles y plaza, donde la parte alta de la localidad (poniente) se denominaría
Pedroche y el sector ubicado en la parte baja (levante), Asperilla.
A lo largo de
este período el número de vecinos de Los Almaciles iba en aumento, esto motivó
que la ermita rural pasara en el año 1787 al rango de parroquia con cura propio
y permanente.
EDAD CONTEMPORÁNEA
Este período histórico comienza en España en
1808 con el inicio de la Guerra de la Independencia. Fue
en estos principios de siglo XIX (1801) cuando Puebla de Don
Fadrique se independizó de Huéscar y se
convirtió en villazgo, asignándole unos años después sus límites territoriales
(término municipal) en el que Almaciles quedaría adscrito como anejo. Pues
hasta ese momento, tanto Puebla (conocida hasta el año 1525 con el nombre de Volteruela o
Bolteruela), como Almaciles, pertenecieron a la jurisdicción de Huéscar.
En este siglo XIX Almaciles seguía siendo un pueblo
dedicado a la agricultura y a la ganadería, por tanto, la vida cotidiana de sus
vecinos transcurría con estrecha dependencia al ciclo agrícola, sosteniéndose básicamente
con el consumo de productos procedentes de sus tierras y ganados: pan, carne,
leche, queso, huevos, frutas y hortalizas entre otros.
Almaciles
tampoco fue ajeno a los acontecimientos que se desarrollaron en este convulso y
problemático siglo, pues por aquí pasaron tropas invasoras francesas. Pernoctaron
fuerzas carlistas la noche del 2 de marzo de 1838, cuando se dirigían a
Caravaca y Moratalla. Igualmente fue testigo de la alternancia de gobiernos
entre conservadores y liberales o de cambios de régimen político como el de la Primera República
en el año 1873 del que da fe el siguiente documento:
Puebla de Don Fadrique.
Sesión de la Junta Pública el día 14 de febrero
de 1873
“En virtud de las faustas noticias que por
diferentes conductos tuvo el Partido Republicano de esta Villa de Puebla de Don
Fadrique los días trece y catorce de los corrientes a costa del triunfo de sus
ideas, triunfo tanto más célebre cuanto se había alcanzado sin derramamiento de
sangre”
“[…]Se dio cuenta de una comunicación de
Almaciles en el que el pueblo se había pronunciado al santo grito de ¡viva la
República! Y que con el mayor orden se había proclamado aquella forma de
gobierno y aclamado alcalde de la aldea en sustitución de quien lo era, Quintín
García, al ciudadano Sebastián Martínez García, cuyo nombramiento confirmó la
Junta, respetando la soberanía de aquellos habitantes, así como la satisfacción
con que veía su patriótica conducta”.
Se sabe que la
Primera República española fue proclamada por Las Cortes el 11 de febrero de
1873 ante el inoperante intento de la monarquía
de Amadeo de Saboya y tras su abdicación. La República duró hasta el
4 de enero de 1874, no llegó a once meses.
Siguiendo la
cronología de Almaciles, vamos a retornar de la mano de Pascual Madoz a
mediados de siglo, por medio de su Diccionario
Geográfico-Histórico-Estadístico, publicado
entre 1844 y 1850, en el que hace la siguiente descripción:
“Almaciles: Aldea con alcalde p. en la prov. de
Granada, part. jud. de Huescar, térm. jurisd. y a una legua al E. de la Puebla
de D. Fadrique (V.): SIT. en una cañada que se extiende de NO. a SE. Junto al
camino de herradura de la prov. de Almería a Sierra Segura; tiene una parroquia
rural y aunque escasa de agua potable, fertiliza el término la rambla llamada
de Caballer, después de las grandes lluvias y tempestades. No lejos de la aldea
se descubrió en el año 1819 un sepulcro que contenía un esqueleto entero,
puesto de cuclillas, de un niño de 10 o 12 años de edad, y dos de hombres
atravesados de pecho a espalda con una lanza de cobre sin cubo.
Población 153 vecinos. 694 habitantes. Además
de los feligreses que residen en cortijos aislados”.
Demografía y población
En la tabla que
se presenta a continuación se muestra el número de nacimientos, en Almaciles, entre los años 1787 y 1871. En ella se puede
ver el aumento progresivo de natalidad que se va produciendo a lo largo de casi un siglo. Lo cual, y pese a
las altas tasas de mortandad infantil, cifradas entre 30 y 40%, así como la
baja esperanza de vida, la población sigue, no obstante, con un crecimiento
natural.
Período de tiempo
|
Total de nacimientos
|
Nº de nacimientos al año
|
media de nacimientos al mes
|
1787-1827 (40 años)
|
1.364
|
34
|
2,84
|
1840-1851 (11 años)
|
707
|
64
|
5,33
|
1852-1856 (4 años)
|
292
|
65
|
6,08
|
1863-1871 (8 años)
|
598
|
75
|
6,25
|
Durante aquella
época y a lo largo del siglo XIX, la roturación de nuevas tierras
forestales para transformarlas en agropecuarias, especialmente para cultivo
cerealista, creó la necesidad de mano de obra tanto de jornaleros, como de
colonos o labradores.
Esto produjo que
se establecieran en Almaciles y en los cortijos próximos, numerosas familias
procedentes de la misma Puebla y de los municipios vecinos de Nerpio,
Moratalla, Caravaca, incluso de Cehegin y Lorca; lo que contribuyó al aumento
de la población en Almaciles.
Otra muestra de
este aumento de población entre 1850 y 1950 lo podemos ver en los siguientes
censos:
·
Madoz año 1846-1850. familias 153, habitantes 694
·
Padrón Municipal 1900. familias 272, habitantes 979
·
Padrón Municipal 1945. familias 315, habitantes 1350
·
Padrón Municipal 1976. familias 224, habitantes 853
No obstante, según indica la Corporación
Municipal de Puebla en algunas de sus actas capitulares, entre los años 1920 y 1955
la población de Almaciles llegó a los 2000 habitantes en la estación veraniega por
la necesidad de mano de obra que requería el proceso de la recolección de
cereales.
Según datos del padrón municipal realizado en el año 1900, la población
de Almaciles se divide en los siguientes grupos sociales o estamentos:
Jornaleros
|
167
|
Muleros
|
56
|
Labradores
|
25
|
Pastores
|
21
|
Arrieros
|
6
|
Barberos (dos familias)
|
6
|
Propietarios
|
5
|
Piujareros
|
5
|
Guardas
|
5
|
Herreros
|
3
|
Albañiles
|
3
|
Carpinteros
|
2
|
Herradores
|
2
|
Horneros
|
2
|
Aperadores
|
2
|
Militares
|
2
|
Dependientes
|
2
|
Maestro y maestra
|
2
|
Cura
|
1
|
Sacristán
|
1
|
Estanquero
|
1
|
Mesonero
|
1
|
Escribiente
|
1
|
Observamos que el grupo numéricamente más importante lo integraba los jornaleros, entre los que también había mujeres. Estos jornaleros trabajaban en labores relacionadas con el campo: peonadas de siega, labranza, escarda, recogida de esparto o recolección de plantas aromáticas…
Otros, se
«ajustaban» como sirvientes en casa de labradores o propietarios de tierras y
ganados y, en no pocas ocasiones, eran objeto de abusos laborales o de
manutención por partes de los contratantes.
Arrendamiento
de tierras
Las tierras del
campo de Bugejar, incluidas las de Almaciles, generalmente se distribuían en
latifundios: fincas de secano de gran extensión que pertenecían en su mayor
parte a familias de la nobleza o de las oligarquías locales de Huéscar y Puebla
de Don Fadrique. Alguna de estas propiedades fue producto de las
desamortizaciones producidas en el siglo XIX.
Muchas de estas
fincas o labores eran arrendadas y, dependiendo de su extensión, el arriendo se
hacía a uno o varios labradores, con la particularidad de que en muchos casos
pasaban de padres a hijos, perdurando en el tiempo durante varias generaciones
Los contratos
de arrendamiento o aparcería que se realizaban en esta comarca, se regían según
los usos y costumbres establecidos, siendo la mayoría de veces de forma oral,
en los cuales el propietario ponía las tierras y el labrador el trabajo para su
explotación.
Según estos
contratos, el amo o «señorito», como así le llamaban los labradores, recibía
una parte proporcional de la cosecha en grano según lo acordado, que
generalmente solía ser de un tercio en las tierras más productivas y un cuarto
en las de menor rendimiento. Es decir, de cada tres fanegas (en el primer
caso), dos para el labrador y una para el propietario; y (en el segundo) de
cada cuatro fanegas, tres para el labrador y una para el propietario.
Disponemos de
datos que se remontan a los siglos XVII y XVIII sobre la producción de cereales en Almaciles y el campo de Bugejar, en ellos se
refleja como principal cultivo el trigo candeal o «jeja», nombre por el que se
le conocía entonces a esta variedad de grano. En menor medida también se
cultivaba centeno, cebada y vid.
Aventando "la parva" en la era. |
El
fenómeno de la emigración: II mitad
del siglo XX
En la década de
los años cincuenta se inició en Almaciles
y en toda la comarca, un proceso que sería irreversible y que cambiaría
radicalmente el panorama demográfico y socio económico de este territorio: la
emigración.
Los factores
que motivaron este fenómeno fueron por una parte, la reconstrucción de Alemania
tras la Segunda Guerra Mundial, y la posterior expansión de las economías
europeas, lo que conllevó algunos años después, al inicio de la
industrialización en España de territorios como Cataluña, Madrid, País vasco y
Levante. Por otra parte, la modernización y mecanización de la agricultura.
Esto hizo que
numerosos trabajadores, buscando la mejora del bienestar y, sobre todo, la
posibilidad de conseguir ahorros en poco tiempo, emigraran a países como
Alemania, Francia, Bélgica Holanda o Suiza.
Por esas fechas
también se desplazaron obreros a Cataluña en busca de trabajo. No obstante, fue
en los años sesenta y setenta cuando el fenómeno migratorio adquirió mayor
dimensión. Se extendió la demanda de empleo a otras zonas de España. Aunque
bien es verdad que el referente de la emigración era Barcelona y su provincia, porque
fue la que absorbió la mayor parte de mano de obra procedente de esta comarca.
Tampoco hay que
olvidar a las comunidades de Valencia y Murcia, que fueron igualmente
receptoras de muchas familias del municipio. Especialmente en esta última, porque
a partir de la segunda mitad del pasado siglo se produjo un auge espectacular
en la industria conservera, por lo que se necesitó recurrir a mano de obra
(principalmente femenina) de las provincias vecinas para abastecer la demanda
de producción en las fábricas. Ésta fue la causa por la que muchas familias de
Almaciles y del resto del Municipio de La Puebla se establecieran de manera
definitiva en Molina de Segura y Alcantarilla, ya que fueron las ciudades que
abanderaron el florecimiento de esta industria.
También hubo
familias que emigraron al Campo de Cartagena y se establecieron en la localidad
de la Aljorra
y en toda la comarca del Mar Menor. Otras fijaron su residencia en ciudades
como Elche (Alicante) y Alcora (Castellón) aprovechando la pujante industria
del calzado en la primera, y azulejera en la segunda.
Otro hecho
destacable fue el boom del turismo en
España, que se convirtió a partir de los años sesenta en un fenómeno de masas,
especialmente el de sol y playa. Las Islas Baleares y particularmente Mallorca
se convirtieron en punto de referencia para los turistas europeos que visitaban
nuestro país.
Esta
circunstancia motivó que numerosos jóvenes de la comarca se desplazaran a la
mencionada isla a trabajar en la hostelería, primero como temporeros, y
posteriormente de forma permanente, donde muchos de ellos se establecieron
definitivamente.
En cuanto a la
modernización de la agricultura, cabe
reseñar que fueron los propietarios y labradores con más recursos los que
mecanizaron las labores agrarias para conseguir mayores beneficios. El ejemplo
más significativo de esta mecanización es la llegada de tractores y cosechadoras.
Esto supuso que
a los muchos jornaleros que tuvieron que emigrar, también se les unieran
numerosos «piujaleros» o pequeños propietarios con insuficientes ingresos para
adquirir maquinaria con la que modernizarse. Otros, sin embargo, se quedaron
aún a riesgo de perderlo todo. Aunque a pesar de ciertas carencias, con algunas
ayudas salieron adelante.
Conviene tener
en cuenta que durante aquellos años, que muchos «señoritos» y hacendados se deshicieron
de sus tierras, y la propiedad de las mismas pasó a manos de los labradores, quienes
mayormente las adquirieron. Aunque también hubo familias de trabajadores
emigrantes que invirtieron sus ahorros en la adquisición de parte de aquellas
fincas o labores. Así se acabó prácticamente con una larga historia de
arrendamientos de varios siglos.
El éxodo
migratorio que se extendió a lo largo de la segunda mitad del siglo XX, que tuvo su punto álgido en los años
60 y 70, dejó muy mermado el censo de las poblaciones rurales. Una muestra de
ello es que Almaciles tenía, a mediados de siglo, una población próxima al
millar y medio de habitante y en 1980 no llegaba a los seiscientos.
Un
futuro incierto
Como tantos
otros pueblos de la España
rural, Almaciles se siente actualmente avocado a una lenta y prolongada agonía
debido a la alta tasa de población mayor de 65 a 70 años y el bajo o casi nulo índice de nacimientos,
y mucho nos tememos que esta tendencia vaya a cambiar en el futuro, a no ser
que los jóvenes matrimonios que han establecido su residencia en otras
localidades, regresen a este lugar. Cosa que hoy por hoy parece bastante
improbable.
Si bien es
cierto que la adversidad demográfica deja a esta comarca con un incierto futuro, no es menos cierto, por otra
parte, que esta tierra ofrece un rico patrimonio histórico, arqueológico y de
naturaleza, que unidos a su reconocida gastronomía y a su excelente clima
veraniego, es punto de referencia para aquellos que, sobre todo en época
estival, quieren disfrutar de una temperatura suave y agradable, alejada del
rigor de los calores agobiantes de otras latitudes.
Para los que
gozan con el frío y la nieve, la belleza paisajística, el senderismo y otras
actividades de ocio y deporte ligadas a la naturaleza, esta tierra ofrece el
marco ideal para su práctica. Pues no hay que olvidar que en el entorno
montañoso que la envuelve se encuentra la majestuosa cumbre de la Sagra, junto
a otras montañas como Sierra Seca, Guillimona, el Calar, Zarza o Revolcadores,
esta última perteneciente a la vecina Comunidad Murciana. En todas ellas se
pueden divisar extraordinarios y espectaculares paisajes en cualquier época del
año, teniendo como testigos a la rica y variada flora y fauna de la zona.
¡Y qué decir de
la gastronomía!, de toda la vida la cocina tradicional se acompaña de
ingredientes típicos de cada comarca o región, cocinados con los estilos más
convencionales, lo que ensalza la materia prima por encima de cualquier
cuestión de diseño o apariencia.
Así es la
cocina mediterránea de esta tierra, de fuerte carácter tradicional y artesanal
que sabe conservar exquisitas recetas
plenas de olores y sabores.
De manera que,
cuando uno se sienta alrededor del fuego de la chimenea frente a una sartén de
migas, un arroz con guíscanos, unas chuletas de cordero segureño a la brasa o un
cochinillo al horno, la experiencia gastronómica se convierte en un himno de
sensaciones que armonizan los cinco sentidos. Así son los contrastes de esta tierra.
Productos del terreno
Productos del terreno
Nuestros antecesores
Como homenaje y
recuerdo de nuestros antepasados, a continuación se muestra una imagen donde se
puede ver a un grupo de almacileños nacidos en el siglo XIX.
Foto cedida por Aº Sánchez Martínez.
_______________
Fuente:
A. Histórico Municipal de
Huéscar
Archivo Municipal de Puebla D.
Fadrique
Archivo Parroquial de Almaciles
Centro de Estudios Históricos Vicente González Barberán (Huéscar).
Archivo Parroquial de Almaciles
Centro de Estudios Históricos Vicente González Barberán (Huéscar).
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Bibliografía:
1.- Madoz Pascual: DICCIONARIO
GEOGRÁFICO-ESTADÍSTICO-HISTÓRICO DE ESPANA Y SUS POSESIONES EN ULTRAMAR.
Madrid, 1850.
2.- González Barberán, Vicente: “COSAS DE HUÉSCAR POR ORDEN ALFABÉTICO”. Revista Úskar nº 1. Ayuntamiento, 1998.
2.- González Barberán, Vicente: “COSAS DE HUÉSCAR POR ORDEN ALFABÉTICO”. Revista Úskar nº 1. Ayuntamiento, 1998.
3.- Fernández Valdivieso, J. Luis: “EL SEÑORÍO DE HUÉSCAR A TRAVÉS DE SUS DOCUMENTOS”. Granada, 2010.4.- González Barberán, Vicente: “LAS CAPITULACIONES PARA LA ENTREGA DE HUÉSCAR EN 1488”. Revista
Úskar nº 4. Ayuntamiento, 2001.
Más datos en:
http://digitum.um.es/jspui/bitstream/10201/16289/1/2285037.pdf
Presa rambala de Almaciles,
pág. 382. Antig. Cristi. (J.F. Palmeiro – D.S. Várez).
http://rodin.uca.es/xmlui/bitstream/handle/10498/11199/14028463.pdf?sequence=1 Toponimia árabe y mozárabe del libro de Apeo de Cantoria, pág. 174.
http://rodin.uca.es/xmlui/bitstream/handle/10498/11199/14028463.pdf?sequence=1 Toponimia árabe y mozárabe del libro de Apeo de Cantoria, pág. 174.
Hola, soy de Murcia, pero me encantaba ir a Almaciles a almorzar a la gasolinera o a comer en cualquiera de los buenos sitios que hay allí o en la Puebla o la Sagra, y me gustaba leer un foro que había y las discusiones a veces curiosas y otras graciosas entre los ¿almacileños? "emigrados2 y los residentes en el pueblo y recuerdo que apuntaba algunas expresiones que me llamaban la atención, y no encuentro esos apuntes, me hacía mucha gracia la expresión para referirse a aquellos que siendo tontos de remate se creían listos.
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