Cuando buscamos información histórica sobre Almaciles, es habitual que
nos encontremos como hecho destacable, la noticia que recoge don Sebastián
Miñano en su Diccionario Geográfico Estadístico de España y Portugal
(1826-1829) en la que indica un hallazgo que se produjo no lejos del pueblo y
que correspondía a un sepulcro con el esqueleto de un niño en cuclillas y dos hombres
atravesados por una lanza.
Este hallazgo aparecido en las proximidades de Almaciles, y que suscitó
gran interés en aquella época, supuso que fuera incluido en ese diccionario.
Cortijo de Casa Vieja y Molata del mismo nombre, donde se encuentra un asentamiento ibérico de los siglos IV y I a. C. |
Con el fin de que se tenga un conocimiento completo de este hecho, se
muestra a continuación el contenido literal de la noticia publicada:
“En el sitio
llamado La Molata de Casa Vieja, después de las grandes tempestades, se cogen
muchos perdigones y pedacitos de plomo, que lavados con aguas, brillan y se
manifiestan con abundancia; lo cual, junto con los escombros y cimientos que se
advierten, prueban que allí hubo en otro tiempo, fábrica de perdigones y minas
de plomo. También se están encontrando todos los días en estas inmediaciones,
sepulcros más o menos bien construidos, con esqueletos enteros, entre los
cuales merece particular atención uno que se encontró en el año de 1819 en la
aldea de Almaciles, en el cerro de la fuente de la Solana, por otro
nombre del Moralejo. Un pastorcito, hijo de Juan García Ramal, de esta
vecindad, habiendo advertido que se descubría en la tierra un cráneo humano,
comenzó a escarbar con el callado, y luego vio una losa que cubría una orza o
pequeña tinaja de la que se había separado un poco con el tiempo, y por aquel
pequeño desvío asomaba el cráneo. Habiendo noticiado el muchacho la ocurrencia
a su padre, subió éste con una azada y acabó de descubrir la tinaja, en la que
se halló un esqueleto entero, puesto como en cuclillas y con las dos manos
ligadas con un grueso hilo de plata, semejante a los de las péndulas largas de
los relojes de sala, y con tanto brillo como si la materia acabara de salir de
manos del artífice. Según el tamaño, parecía ser el esqueleto de un muchacho de
10 a12 años; y denotaba la postura en que se encontraba, que había sido metido
violentamente en la tinaja para hacerle sufrir este género de muerte tan atroz.
Confirmó hasta la evidencia esta sospecha el suceso del día siguiente, en el
que, habiendo vuelto Juan García Ramal a proseguir la excavación, con la
esperanza de hallar algún mayor provecho que el hilo de plata anterior,
encontró a otros dos esqueletos de hombre, atravesados cada uno de pecho a
espalda con una lanza, cuyos yerros respectivamente estaba clavados en el
espinazo o vértebras dorsales, según creemos la llaman los anatómicos. Ambos
esqueletos estaban enteros, y una de las calaveras conservaba íntegra toda la
dentadura, algunos dientes faltaban a la otra: Un cuerno de ciervo se halló junto a ellos, pero bastante
consumido ya.
Desde luego se formó el juicio, de que habiendo sido este terreno
por muchos años frontera de los moros granadinos, con el reino cristiano de
Murcia, habrían aquellos bárbaros hecho prisioneros a estos infelices, y
sacrificándolos después a su inhumanidad. Esta conjetura parecía bastantemente
fundada, porque, como hemos dicho, el sitio está casi en la línea divisoria de
los reinos. Mas luego se observó, que en las hojas o cuchillas de la lanzas se
notaba algún verdete o cardenillo, y por lo tanto sospecharon que fuesen de
cobre. Habiéndolas reconocido entonces con más atención, se vio que
efectivamente lo eran. Pero creció mucho más la admiración, al considerar que
las primeras armas que usaron los antiguos eran de cobre, antes de que se
conociesen las de hierro, y era de sospechar que los esqueletos contaban por lo
menos la asombrosa y remota antigüedad de 2.572 años, pues tantos han
transcurrido desde la fundación de Roma, y no hemos leído que los Romanos
usasen en tiempo alguno de armas ofensivas de cobre, sino de hierro, y de esta
materia fueron sus lanzas, espadas etc.
Todo lo cual da margen a pensar con bastante probabilidad, que los individuos y
armas halladas, pertenecieron a los pueblos primitivos de España, es decir, a
los habitantes de la península, antes de ser invadidos por los Cartagineses y
los Romanos. Este supuesto, es ciertamente una cosa muy particular y
extraordinaria, que después de tantos siglos conservase una de las calaveras
todos sus dientes y muelas, y la otra la mayor parte.
Los anticuarios y los físicos tienen aquí un extenso campo para discurrir, y
ellos solos podrán explicarnos ese raro fenómeno. El suceso es real; muchas
personas vieron los esqueletos en el estado referido.
Nuestro corresponsal don José Fernández Larrea conserva en su poder con mucho
cuidado, una pequeña parte del hilo de plata, el cuerno de ciervo y las dos
hojas y cuchillas de lanzas, de las cuales una tiene de largo un codo, y de
ancho por la parte opuesta a la punta, más de dos pulgadas, con un lomo por el
medio de alto a bajo, y la otra una tercia de largo sin lomo alguno, y en su
mayor anchura una pulgada: siendo del caso advertir, que ninguna de las dos
tiene cubo o cañón con que se fijase en el asta, y si unas claveras con sus
clavos; y sin duda con éstos los aseguraban en ellas, abriéndolas por el centro
un poco con una sierra: circunstancia que acredita su mucha antigüedad”.
Don Pascual Madoz, en su Diccionario Geográfico-Estadístico-Histórico de
España (1846-1850), en su referencia a Almaciles, también hace mención de este
hecho publicado por Miñano, exponiéndolo como sigue: “[...] en 1819 se descubrió
no lejos del pueblo un sepulcro que contenía los esqueletos de un niño de 10 a
12 años de edad, en cuclillas, y de dos hombres atravesados de pecho a espalda
por una lanza de cobre”
Hace ya casi dos siglos del descubrimiento de los tres esqueletos y
aunque esta comarca ha sido una tierra de frontera entre musulmanes y
cristianos, no fueron aquellos los protagonistas de este «inhumano sacrificio».
Efectivamente, la ciencia, mediante la arqueología, nos muestra cómo este tipo
de restos provienen de muchos siglos atrás, estamos hablando de la edad los
metales, concretamente del bronce (entre 1200-2000 años a. C.).
De forma que, este enterramiento (que no es violento), procede con toda
probabilidad de un pequeño asentamiento argárico que se encuentra en la Fuente
de la Solana, junto al Cerro del Moralejo.
Enterramiento argárico. |
Una de las modalidades que utilizaba el pueblo argárico para inhumar a
sus muertos consistía en introducir los cuerpos en orzas o urnas funerarias con
el ajuar correspondiente; de ahí que el niño o adolescente llevara una pulsera
de plata y que junto a los dos hombres aparecieran una lanza y un cuerno, como
parte de sus ajuares.
En cuanto a la referencia que hace de Molata de Casa Vieja ante la
posibilidad de que allí hubiera una fábrica de perdigones y minas de plomo, hoy
podemos afirmar que no hubo ni lo uno ni lo otro. Lo que si existió fue un
importante Oppidum (asentamiento) ibérico entre los siglos IV y I a. C.
De alguna manera esto viene a confirmar la gran riqueza arqueológica que
existe en la zona de Almaciles y en general en todo el municipio de Puebla de
Don Fadrique.
Juan García Tristante
Juan García Tristante
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Bibliografía
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