sábado, 20 de diciembre de 2014

11. APARICIÓN DE UN SEPULCRO DE MÁS DE III MILENIOS


Cuando buscamos información histórica sobre Almaciles, es habitual que nos encontremos como hecho destacable, la noticia que recoge don Sebastián Miñano en su Diccionario Geográfico Estadístico de España y Portugal (1826-1829) en la que indica un hallazgo que se produjo no lejos del pueblo y que correspondía a un sepulcro con el esqueleto de un niño en cuclillas y dos hombres atravesados por una lanza.
Este hallazgo aparecido en las proximidades de Almaciles, y que suscitó gran interés en aquella época, supuso que fuera incluido en ese diccionario.


 Cortijo de Casa Vieja y Molata del mismo nombre, donde se encuentra un asentamiento ibérico de los siglos IV y I a. C.
Con el fin de que se tenga un conocimiento completo de este hecho, se muestra a continuación el contenido literal de la noticia publicada:
“En el sitio llamado La Molata de Casa Vieja, después de las grandes tempestades, se cogen muchos perdigones y pedacitos de plomo, que lavados con aguas, brillan y se manifiestan con abundancia; lo cual, junto con los escombros y cimientos que se advierten, prueban que allí hubo en otro tiempo, fábrica de perdigones y minas de plomo. También se están encontrando todos los días en estas inmediaciones, sepulcros más o menos bien construidos, con esqueletos enteros, entre los cuales merece particular atención uno que se encontró en el año de 1819 en la aldea de  Almaciles, en el cerro de la fuente de  la Solana, por otro nombre del Moralejo. Un pastorcito, hijo de Juan García Ramal, de esta vecindad, habiendo advertido que se descubría en la tierra un cráneo humano, comenzó a escarbar con el callado, y luego vio una losa que cubría una orza o pequeña tinaja de la que se había separado un poco con el tiempo, y por aquel pequeño desvío asomaba el cráneo. Habiendo noticiado el muchacho la ocurrencia a su padre, subió éste con una azada y acabó de descubrir la tinaja, en la que se halló un esqueleto entero, puesto como en cuclillas y con las dos manos ligadas con un grueso hilo de plata, semejante a los de las péndulas largas de los relojes de sala, y con tanto brillo como si la materia acabara de salir de manos del artífice. Según el tamaño, parecía ser el esqueleto de un muchacho de 10 a12 años; y denotaba la postura en que se encontraba, que había sido metido violentamente en la tinaja para hacerle sufrir este género de muerte tan atroz. Confirmó hasta la evidencia esta sospecha el suceso del día siguiente, en el que, habiendo vuelto Juan García Ramal a proseguir la excavación, con la esperanza de hallar algún mayor provecho que el hilo de plata anterior, encontró a otros dos esqueletos de hombre, atravesados cada uno de pecho a espalda con una lanza, cuyos yerros respectivamente estaba clavados en el espinazo o vértebras dorsales, según creemos la llaman los anatómicos. Ambos esqueletos estaban enteros, y una de las calaveras conservaba íntegra toda la dentadura, algunos dientes faltaban a la otra: Un cuerno de ciervo se halló junto a ellos, pero bastante consumido ya.
    Desde luego se formó el juicio,  de que habiendo sido este terreno por muchos años frontera de los moros granadinos, con el reino cristiano de Murcia, habrían aquellos bárbaros hecho prisioneros a estos infelices, y sacrificándolos después a su inhumanidad. Esta conjetura parecía bastantemente fundada, porque, como hemos dicho, el sitio está casi en la línea divisoria de los reinos. Mas luego se observó, que en las hojas o cuchillas de la lanzas se notaba algún verdete o cardenillo, y por lo tanto sospecharon que fuesen de cobre. Habiéndolas reconocido entonces con más atención, se vio que efectivamente lo eran. Pero creció mucho más la admiración, al considerar que las primeras armas que usaron los antiguos eran de cobre, antes de que se conociesen las de hierro, y era de sospechar que los esqueletos contaban por lo menos la asombrosa y remota antigüedad de 2.572 años, pues tantos han transcurrido desde la fundación de Roma, y no hemos leído que los Romanos usasen en tiempo alguno de armas ofensivas de cobre, sino de hierro, y de esta materia fueron sus lanzas, espadas etc.
    Todo lo cual da margen a pensar con bastante probabilidad, que los individuos y armas halladas, pertenecieron a los pueblos primitivos de España, es decir, a los habitantes de la península, antes de ser invadidos por los Cartagineses y los Romanos. Este supuesto, es ciertamente una cosa muy particular y extraordinaria, que después de tantos siglos conservase una de las calaveras todos sus dientes y muelas, y la otra la mayor parte.
    Los anticuarios y los físicos tienen aquí un extenso campo para discurrir, y ellos solos podrán explicarnos ese raro fenómeno. El suceso es real; muchas personas vieron los esqueletos en el estado referido.
    Nuestro corresponsal don José Fernández Larrea conserva en su poder con mucho cuidado, una pequeña parte del hilo de plata, el cuerno de ciervo y las dos hojas y cuchillas de lanzas, de las cuales una tiene de largo un codo, y de ancho por la parte opuesta a la punta, más de dos pulgadas, con un lomo por el medio de alto a bajo, y la otra una tercia de largo sin lomo alguno, y en su mayor anchura una pulgada: siendo del caso advertir, que ninguna de las dos tiene cubo o cañón con que se fijase en el asta, y si unas claveras con sus clavos; y sin duda con éstos los aseguraban en ellas, abriéndolas por el centro un poco con una sierra: circunstancia que acredita su mucha antigüedad”.
Don Pascual Madoz, en su Diccionario Geográfico-Estadístico-Histórico de España (1846-1850), en su referencia a Almaciles, también hace mención de este hecho publicado por Miñano, exponiéndolo como sigue: “[...] en 1819 se descubrió no lejos del pueblo un sepulcro que contenía los esqueletos de un niño de 10 a 12 años de edad, en cuclillas, y de dos hombres atravesados de pecho a espalda por una lanza de cobre”
Hace ya casi dos siglos del descubrimiento de los tres esqueletos y aunque esta comarca ha sido una tierra de frontera entre musulmanes y cristianos, no fueron aquellos los protagonistas de este «inhumano sacrificio». Efectivamente, la ciencia, mediante la arqueología, nos muestra cómo este tipo de restos provienen de muchos siglos atrás, estamos hablando de la edad los metales, concretamente del bronce (entre 1200-2000 años a. C.). 
De forma que, este enterramiento (que no es violento), procede con toda probabilidad de un pequeño asentamiento argárico que se encuentra en la Fuente de la Solana, junto al Cerro del Moralejo.


Enterramiento argárico.
Una de las modalidades que utilizaba el pueblo argárico para inhumar a sus muertos consistía en introducir los cuerpos en orzas o urnas funerarias con el ajuar correspondiente; de ahí que el niño o adolescente llevara una pulsera de plata y que junto a los dos hombres aparecieran una lanza y un cuerno, como parte de sus ajuares.
En cuanto a la referencia que hace de Molata de Casa Vieja ante la posibilidad de que allí hubiera una fábrica de perdigones y minas de plomo, hoy podemos afirmar que no hubo ni lo uno ni lo otro. Lo que si existió fue un importante Oppidum (asentamiento) ibérico entre los siglos IV y I a. C.
De alguna manera esto viene a confirmar la gran riqueza arqueológica que existe en la zona de Almaciles y en general en todo el municipio de Puebla de Don Fadrique.

Juan García Tristante


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Bibliografía 



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